Consuma responsabilidad ambiental
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Lo que silenciosamente hacemos cuando compramos
Hace mucho tiempo que para nosotros ya no es necesario cazar y recolectar para poder alimentarnos, vestirnos, curarnos. Hoy en día, tenemos a nuestro alcance productos y servicios que satisfacen nuestras necesidades y deseos. Estos productos y servicios que consumimos han ido evolucionando con el paso de los años, mejora que se ha dado por las empresas, quienes han hecho un esfuerzo cada vez más grande por satisfacernos de la mejor manera, para así poder lograr rentabilidad.
Todos los productos que consumimos provienen de los recursos naturales (de los bosques, sistemas agrícolas, pecuarios, pesqueros, de los minerales y del petróleo). Para la producción de estos bienes, que van desde un kilo de azúcar hasta un auto, no solo se utilizan insumos provenientes de los recursos naturales si no que también se emplea energía y se generan residuos.
Los servicios que consumimos, por su parte, se generan por organizaciones o empresas que consumen recursos en sus operaciones administrativas, por lo tanto tienen también un impacto ambiental. Inevitablemente nuestros hábitos de consumo tienen un impacto en el sistema ambiental y social.
Vivir a ciegas es pensar que los bienes y servicios que consumimos aparecen de la nada, que no son parte de un proceso productivo que consume recursos, que emite CO2 a la atmósfera, que genera residuos y que además está inmerso en un sistema ambiental que convive en un sistema social.Las empresas con visión de futuro ya han empezado a dar los primeros pasos camino a la sostenibilidad, han comprendido que para asegurar su permanencia en el mercado deben incorporar el aspecto ambiental en sus procesos para producir mejores productos y servicios.
El consumidor es el stakeholder al que la empresa dirige sus estrategias de marketing y la razón de ser de todo negocio: sin clientes no hay empresa ni negocio que se pueda sostener[1].
Ese poder oculto detrás de nuestra compra
Como consumidores aún no tomamos conciencia del poder que tenemos para aportar en la solución de problemas sociales y ambientales. Subestimamos nuestro poder pues pensamos que tendrá un bajo impacto a nivel social o ambiental, lo cual no es del todo cierto pues vivimos en un sistema social en el cual lo que hacemos tiene impacto directo en quienes nos rodean: nuestra familia, nuestros amigos, nuestros colegas de trabajo. Muchas veces, sin saberlo somos modelos o referentes de ciertas acciones.
Con nuestra decisión de compra estamos dando un claro mensaje a las empresas: me gusta lo que me ofreces y estoy de acuerdo en cómo lo produces. Cuando no conocemos la forma en que la empresa realiza sus operaciones o como se incluyen los aspectos sociales y ambientales en sus procesos, estamos comprando sin querer pobreza, contaminación, inequidad social, explotación de recursos, extinción de especies, explotación de personas, entre otras.
No vivir a ciegas es aceptar que nuestros hábitos de consumo tienen un impacto local, regional y global, tanto a nivel ambiental como social. Es darnos cuenta que esas cosas de las que nos quejamos muchas veces tienen que ver con como actuamos.Pero la buena intención no es suficiente, el paso más importante es la acción. El consumidor ecológico o “green consumer” es aquel que está preocupado por el tema ambiental pero que transmite esa preocupación a su decisión final de compra, es decir, ejerce su derecho a voz y voto sobre los productos y servicios que las empresas les ofrecen.
Cambiando nuestra forma de consumir
Dejar de consumir no es una opción, como seres humanos necesitamos consumir recursos, pero lo que si podemos hacer es cambiar nuestra forma de consumir.Una compra responsable implica contar con información suficiente sobre cada producto y/o marca que consumimos, lo cual no se logra de la noche a la mañana. Sin embargo tenemos que reconocer que hoy en día es mucho más fácil acceder a este tipo de información desde internet. Mientras esto sucede podemos hacer también lo siguiente:
- Compra solo lo necesario, no compres cosas que al final las dejarás tiradas en un rincón de la casa.
- Prefiere productos y servicios locales, tienen una menor huella ecológica y favoreces la economía local.
- Lunes sin carne, porque no? La producción de 1kg de carne consume 10 veces más agua que producir un Kg de vegetales.
- Un producto eco-friendly siempre será mejor que uno que no lo es, sin embargo esto no quiere decir que por consumir productos ambientalmente amigables tenemos derecho a consumir más. En ese sentido lo más “eco” es no consumir.
- Prefiere los productos con menos empaques o empaques reciclables y asegúrate de que esto último ocurra….llévalos a un centro de reciclaje.
- No compres productos con empaques innecesarios, muchas frutas y verduras vienen en su “empaque natural” y no necesitan embalaje.
- Respeta las vedas, no consumas animales en veda.
- Lee las etiquetas! Te llevarás muchas sorpresas.
- Infórmate, pregunta, investiga, denuncia, reclama.
- Comparte con otros lo que sabes.
- Ten paciencia, los cambios se dan de a pocos.
- No pienses que tu compra no hará el cambio, cada vez somos más.
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[1] Schwalb, M. 2007. Una metodología para medir la opinión del consumidor peruano sobre la responsabilidad social del marketing